El rey





En el ajedrez, el rey es la pieza principal. Y en realidad no es la que más, digamos, habilidades tiene. Sí puede moverse a cualquier cuadro inmediato al que ocupa, pero eso es todo. Además, lleva sobre sus hombros la responsabilidad de saber que si lo capturan, se acabó la partida.

En una ocasión anterior, yo decía que el rey es el "alter ego" del jugador en el tablero. De alguna manera lo representa y sirve para hacer patente su presencia en el juego. Tomado así, el rey es el responsable último de lo que a su equipo le sucede durante la partida.

En los procesos de gestión es lo mismo. El rey, el líder del proceso, es el máximo responsable de lo que a ese proceso le suceda. Se trate de un equipo de trabajo, de una familia o de una organización, el talante del líder permea a todos los niveles de esa entidad, de forma que, no solamente las decisiones de esta persona marcan el devenir del proceso, sino que además su actitud, energía y enfoque del proceso se contagian al resto de componentes de la organización y ésta termina siendo un reflejo de su líder.

No hace nada leía un artículo muy interesante en Linkedin, escrito por Kevin Johnson (Leaders, please rise to the challenge of your responsibility - Part One: Energy) en el que hace mención al impacto que el líder de un equipo tiene en éste, específicamente refiriéndose a la energía del líder y su capacidad de contagiar a los demás.

Yo iría un poco más allá. En mi opinión, el líder de un equipo, un proceso o una organización, transmite su forma de ser completamente a esa otra entidad. Esto es, si un líder es una persona preocupada por los detalles, su organización estará enfocada a cuidar los detalles. Si por el contrario, su foco se pone en mantener un buen ambiente de colaboración, su organización estará enfocada a mantener a su personal a gusto con su posición y desarrollo.

El líder marca absolutamente todos los aspectos de una organización. ¿Álguien duda de que Apple es distinta sin Steve Jobs? Claro que sigue siendo una empresa impresionante, pero indudablemente el rumbo que ha tomado, las presentaciones y nuevos productos que han lanzado desde su desaparición, son otros. Ni mejores, ni peores. Simplemente otros.

Si nos paramos a pensarlo un momento, parece hasta lógico que así sea. Las organizaciones, los procesos, involucran siempre a personas. Y las personas reaccionamos ante los estímulos que recibimos. Sumado a lo anterior, el líder de la organización o proceso es una figura de autoridad, a la cual estamos "obligados" a considerar. Por esto, dado que esta persona está expuesta a su entorno y éste le presta atención, toda la información que transmite afecta a las personas que lo rodean. Como las personas son las que forman las organizaciones, ya tenemos el resultado. La organización y el proceso se ven afectados por la forma de comportarse de su líder.

El equipo es como un espejo para el líder. Le devolverá la imagen que él proyecte. Por tanto, es muy importante que el líder tenga claridad en la imagen que quiere proyectar. Y aquí es donde empieza lo interesante. ¿Cómo puede hacer para tener claridad acerca de lo que pretende proyectar?¿Cómo puede transmitir algo que él mismo no tiene claro?

Partimos de la base de que todo líder pretende llevar a su equipo hacia el éxito en cualquier proceso en el que están involucrados. Desde este punto de vista, el líder necesita transmitir seguridad en el proceso, confianza en el objetivo y la necesaria energía para superar las adversidades y alcanzar la meta. Mi experiencia de liderazgo me dice que he sido más efectivo cuando he considerado los siguientes puntos:
  • he desarrollado mi actividad desde una posición de balance personal.
  • he entendido cómo me ayudaba cada proyecto a acercarme a mi objetivo personal.
  • he alcanzado a entender cómo encajaba el proyecto en la vida de las personas involucradas en él.
En lo que a balance personal se refiere, la idea es sencilla. Los procesos de liderazgo son exigentes. Como dijimos antes, el "rey" lleva sobre sus hombros la responsabilidad de saber que si fracasa, pierde la partida. Por esto mismo, la energía que se requiere para sacar estos procesos adelante solamente puede nacer de la tranquilidad personal. El estar en una situación en la que todo encaja en nuestra vida es algo imprescindible para poder alcanzar el éxito. Y no me refiero a que no tengamos problemas que atender. Me refiero a que esos problemas hacen sentido dentro de un marco mayor. No podría llevar adelante un proyecto que requiere que esté desplazado de mi casa, sin ver a mis hijos, si soy una persona que valora pasar tiempo con sus hijos. Por tanto, desde ese mismo momento estaría poniendo en peligro el éxito del proceso. El líder necesita entender cómo encaja su proceso dentro de su vida. Debe encontrar el lugar que ese proceso ha de ocupar junto al resto de ámbitos de su día a día. Solamente cuando ha conseguido hacer encajar ese proceso en un lugar adecuado dentro de su realidad estará en condiciones de encarar el proceso con ciertas garantías de éxito.

La segunda idea, el entender cómo el proyecto aporta a mi objetivo personal, ayuda enormemente a conseguir el paso anterior. A la hora de acomodar el proceso dentro de mi realidad, el entender lo que éste aportará para poderme acercar a mi objetivo final, supone el incentivo que me permitirá avanzar aún cuando las condiciones resulten adversas.

Y para terminar, lo mismo que debo hacer conmigo como líder, debo aplicarlo a las personas que trabajarán conmigo. Y es que aunque yo emane toda la energía del mundo para empujar un proceso, si los demás no están en condiciones de seguirme, no serán capaces de aprovechar el impulso. Por eso, y considerando que todos los procesos y organizaciones implican la aportación de muchas personas, es imprescindible que un líder entienda el momento de cada una de esas personas y la forma en que el proceso que están llevando adelante les afecta. Encontrando el punto de conexión entre el proyecto y el objetivo personal de cada persona involucrada será posible impulsar a estas personas hacia su mejor desempeño.

Al encontrar estas respuestas, la conexión del líder con su equipo será completa. Al igual, la conexión del conjunto del equipo con el proceso. De esta forma, el éxito es el único resultado posible para cualquier proceso.

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