El objetivo
Vamos a arrancar con el desarrollo de las ideas.
Partimos de tu posición como jugador de ajedrez. Estás ya preparado frente al tablero y se te presenta la necesidad de jugar una partida contra un oponente que no conoces del todo.
Lo primero que necesitas saber es cuál es tu objetivo en la partida que estás a punto de abrir. Hay multitud de alternativas, aún cuando pareciera evidente que el objetivo de toda partida es resultar vencedor. Quizá eres consciente de tu inferioridad contra tu oponente y por tanto puedes jugar la partida a la defensiva, con el objetivo de alcanzar las tablas. O tal vez eres tan superior que tu objetivo no es simplemente vencer, sino además hacerlo en el menor número de movimientos posible. Sea como sea, lo primero que debes determinar es el objetivo de la partida que estás a punto de abrir.
En gestión es lo mismo. Estás al frente de un equipo y a punto de arrancar un proceso. ¿Cuál es el objetivo de tu equipo dentro de ese proceso? ¿Cuál es el objetivo global del proceso? ¿Están los objetivos de tu equipo y del proceso global alineados? ¿Es tu equipo quien marca el ritmo y la dirección del proceso?
Alrededor del objetivo aparecen multitud de preguntas. Muchas de ellas son fáciles de resolver, pero otras requieren de cierto trabajo para ser respondidas. Para estar seguros de que tienes claro el objetivo que andas persiguiendo, lo mejor es ponerlo "en blanco y negro". Escribirlo como una frase.
En un proceso que inicia o una organización que nace, el objetivo te da el punto de salida. En mi caso por ejemplo, yo tengo la intención de crear una empresa en algún momento. Cuando ese momento llegue, ya tengo claro que el objetivo de mi empresa es desarrollar a otras empresas para ayudarlas a ser más eficientes. Sería algo de este estilo:
"Crear un equipo capaz de añadir valor a nuestros clientes a través de la optimización de sus procesos"
En principio no es más que una idea, que por supuesto es necesario aterrizar y desarrollar. Pero sirve para recordar la razón por la cual la empresa existe. En momentos de confusión o cuando las cosas se pongan difíciles, siempre podremos recurrir a esta idea básica para buscar la inspiración que nos ayude a encontrar el camino.
Los objetivos pueden ser muy variados. En mi opinión, siempre que un objetivo sea positivo y sustentable, es trabajable por el equipo. Por positivo quiero decir que el objetivo debe darnos una idea de lo que queremos conseguir, no de lo que queremos evitar. Desde el punto de vista de motivación, de servir de motor para llevarnos a conseguirlo, el tener algo a lo que aspirar, una situación o un estado que andamos buscando, es mucho más poderoso que centrarnos en una situación a evitar. Además de lo anterior, si lo que queremos es "crear valor en los clientes" sabemos exactamente lo que andamos persiguiendo. Imagina por el contrario que lo que decimos es que queremos "evitar pérdidas de rentabilidad en los procesos". Pues de entrada, simplemente eso nos deja abiertas multitud de situaciones que pudieran entenderse como el objetivo a conseguir. Si simplemente queremos "evitar pérdidas de rentabilidad", el hecho de no hacer nada y asegurarnos de que todo siga igual podría, en apariencia, resultar suficiente. Otro enfoque pudiera ser hacer los procesos más eficientes, para asegurar de esta forma que cualquier imprevisto sea superable. Pero no es lo que andamos buscando. Por tanto, no podemos asegurar que alcancemos eso.
También es importante entender que debe ser sustentable. Yo me refiero así a objetivos que no buscan desplazar a ninguna persona, organización o equipo. Seamos sinceros, solamente puede haber un ganador en la partida. Solamente puede haber un líder de mercado. Pero eso no significa que tengamos que centrar nuestras acciones en desplazar a la competencia. Debemos poner nuestro foco en nuestra organización. Debemos saber lo que queremos como organización y centrarnos en conseguirlo, sin importarnos lo que los otros hacen o dejan de hacer.
¡Ojo! No digo que lo que los otros hacen no sea importante, no marque el destino de la competencia o no sea interesante. Lo que digo es que no puede estar en el centro de nuestro proceso. Si nuestro foco está en copiar lo que los demás hacen, siempre iremos por detrás. Si nos centramos en evitar cometer los mismos errores, perderemos el foco de lo que realmente debemos hacer. Nuestro interés es simple y sencillamente alcanzar nuestro objetivo. En ese camino tomaremos decisiones y consideraremos toda la información disponible en cada momento. Pero esas decisiones siempre deben estar basadas en el objetivo, no en lo que otros hacen o no hacen.
Además de estas dos características para el objetivo, yo diría que cuanto más cercano es a los valores de las personas involucradas en alcanzarlo, con mayor probabilidad será posible que eso suceda. Y aquí entramos en un terreno interesante. ¿Qué es primero, el huevo o la gallina? ¿Qué va antes, el objetivo o las personas que deben conseguirlo?
Volvamos a la partida. ¿Te ves capaz de arrancar el juego con la intención de no perder? ¿Crees que puedes jugar la partida con la intención de aplastar a tu oponente? Son preguntas que están en la génesis del objetivo. Realmente, en un primer momento, el objetivo nace como la materialización de una idea que alguien trae dentro y que necesita hacer realidad. En este sentido, uno diría que el objetivo siempre va en relación a los valores de esa persona. Pero aquí tratamos de procesos de gestión y, por tanto, de trabajo en equipo. En consecuencia, tendremos involucradas a varias personas, con valores y objetivos personales variados, que pudieran o no estar alineados con el objetivo que ha sido marcado como principal.
Aquí entra entonces la necesidad de entender qué llegó primero. En ocasiones, el equipo está formado y el proceso en el que se involucran llega a continuación, con su objetivo marcado. En estas ocasiones, es necesario un proceso de alineación del equipo, donde la idea es presentar el objetivo a perseguir y entender cómo este objetivo se relaciona con los objetivos propios de cada persona dentro del equipo.
Por otra parte, pudiera ser que el equipo se forme con posterioridad a la definición del objetivo. Aquí me parece muy importante que los candidatos a entrar al equipo sean conscientes del objetivo que deben perseguir y que se tome un tiempo para realmente entender si lo ven posible para ellos, si hace "click" con sus intereses personales.
Mi percepción es que siempre el objetivo es primero que todo lo demás. Ya sea que el equipo sea previo o que se forme para alcanzar ese objetivo, siempre debe existir un proceso de alineación de las personas al objetivo. Sin este proceso, creo que falta el principal motivador para alcanzar el éxito y por tanto, en algún momento se presentará un evento en el que la desconexión del equipo llevará al fracaso.
Una vez que el objetivo ha sido fijado y el equipo alineado con el mismo, comienza otra etapa en la que se pueden ir identificando los elementos que darán forma al proceso a partir del objetivo. Como decíamos antes, en realidad no tenemos más que la idea general de lo que andamos persiguiendo, por lo que necesitamos desarrollarla y darle forma. De las primeras cosas que aparecen son las metas. Estas son la materialización del objetivo en hitos tangibles y medibles. Tendremos una meta que representa el final del camino y varias metas o hitos intermedios, que nos irán marcando el avance en la dirección correcta.

De alguna manera, si sabemos que nuestro objetivo es "ganar la partida" pues nos podemos preguntar: ¿por dónde empiezo? La respuesta pudiera ser que necesitamos asegurar una buena posición en el tablero. Ok, ¿cómo hago eso? Y de esta manera continuaríamos identificando cada uno de los pasos a dar para recorrer el camino que nos llevará a nuestro objetivo.
Las metas son la parte "ejecutable" del objetivo. Dado que tienen esa componente de ser medibles y observables, nos permiten claramente conocer el estado en el que nuestro proceso se encuentra y si en realidad nos estamos acercando o no al objetivo. Creo que el traducir el objetivo a metas claras es tan importante como la correcta definición del objetivo en sí.
Para mi gusto, nada más importante que esta parte del proceso. Definición y "materialización" del objetivo en metas, establecen las bases para un proceso exitoso y eficiente, bien controlado y manejable. Entonces, dado que esta tarea es tan importante, ¿de quién es responsabilidad? ¿quién define estos elementos?
Eso señores, viene a continuación.
Además de estas dos características para el objetivo, yo diría que cuanto más cercano es a los valores de las personas involucradas en alcanzarlo, con mayor probabilidad será posible que eso suceda. Y aquí entramos en un terreno interesante. ¿Qué es primero, el huevo o la gallina? ¿Qué va antes, el objetivo o las personas que deben conseguirlo?
Volvamos a la partida. ¿Te ves capaz de arrancar el juego con la intención de no perder? ¿Crees que puedes jugar la partida con la intención de aplastar a tu oponente? Son preguntas que están en la génesis del objetivo. Realmente, en un primer momento, el objetivo nace como la materialización de una idea que alguien trae dentro y que necesita hacer realidad. En este sentido, uno diría que el objetivo siempre va en relación a los valores de esa persona. Pero aquí tratamos de procesos de gestión y, por tanto, de trabajo en equipo. En consecuencia, tendremos involucradas a varias personas, con valores y objetivos personales variados, que pudieran o no estar alineados con el objetivo que ha sido marcado como principal.
Aquí entra entonces la necesidad de entender qué llegó primero. En ocasiones, el equipo está formado y el proceso en el que se involucran llega a continuación, con su objetivo marcado. En estas ocasiones, es necesario un proceso de alineación del equipo, donde la idea es presentar el objetivo a perseguir y entender cómo este objetivo se relaciona con los objetivos propios de cada persona dentro del equipo.
Por otra parte, pudiera ser que el equipo se forme con posterioridad a la definición del objetivo. Aquí me parece muy importante que los candidatos a entrar al equipo sean conscientes del objetivo que deben perseguir y que se tome un tiempo para realmente entender si lo ven posible para ellos, si hace "click" con sus intereses personales.
Mi percepción es que siempre el objetivo es primero que todo lo demás. Ya sea que el equipo sea previo o que se forme para alcanzar ese objetivo, siempre debe existir un proceso de alineación de las personas al objetivo. Sin este proceso, creo que falta el principal motivador para alcanzar el éxito y por tanto, en algún momento se presentará un evento en el que la desconexión del equipo llevará al fracaso.
Una vez que el objetivo ha sido fijado y el equipo alineado con el mismo, comienza otra etapa en la que se pueden ir identificando los elementos que darán forma al proceso a partir del objetivo. Como decíamos antes, en realidad no tenemos más que la idea general de lo que andamos persiguiendo, por lo que necesitamos desarrollarla y darle forma. De las primeras cosas que aparecen son las metas. Estas son la materialización del objetivo en hitos tangibles y medibles. Tendremos una meta que representa el final del camino y varias metas o hitos intermedios, que nos irán marcando el avance en la dirección correcta.
De alguna manera, si sabemos que nuestro objetivo es "ganar la partida" pues nos podemos preguntar: ¿por dónde empiezo? La respuesta pudiera ser que necesitamos asegurar una buena posición en el tablero. Ok, ¿cómo hago eso? Y de esta manera continuaríamos identificando cada uno de los pasos a dar para recorrer el camino que nos llevará a nuestro objetivo.
Las metas son la parte "ejecutable" del objetivo. Dado que tienen esa componente de ser medibles y observables, nos permiten claramente conocer el estado en el que nuestro proceso se encuentra y si en realidad nos estamos acercando o no al objetivo. Creo que el traducir el objetivo a metas claras es tan importante como la correcta definición del objetivo en sí.
Para mi gusto, nada más importante que esta parte del proceso. Definición y "materialización" del objetivo en metas, establecen las bases para un proceso exitoso y eficiente, bien controlado y manejable. Entonces, dado que esta tarea es tan importante, ¿de quién es responsabilidad? ¿quién define estos elementos?
Eso señores, viene a continuación.
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