Liderazgo




Hola de nuevo, aquí estamos para continuar con la hoja de ruta que trazamos a primeros de año, donde establecimos los principales temas a tratar para entender los procesos de gestión de proyectos o de organizaciones en general. Hasta este punto hemos hablado de conceptos que tienen que ver con el proceso en sí mismo. Con partes del proceso a considerar a la hora de ejecutar cualquier acción. Ahora tenemos por delante tres conceptos que tienen más que ver con el líder de estos procesos: liderazgo, supervisión y comunicación son habilidades del gestor que le ayudarán a conducir el proceso hacia el éxito.

El primero de ellos, el liderazgo, no puede resultar menos novedoso. Existen millones de teorías y probablemente millones de artículos sobre cada una de esas teorías, por lo que está muy complicado poder aportar algo que no hayas escuchado hasta la saciedad. Que el líder tiene que ser inspirador, ecuánime, prudente, capaz, visionario, brillante,... y así podemos seguir hasta mañana. No creo que pueda aportar nada interesante que no puedas leer con simplemente echarte los primeros 20 resultados que Google te va a ofrecer si haces esa búsqueda.

Sin embargo, algo que sí creo que te puedo ofrecer es mi experiencia y mis conclusiones acerca de esa experiencia. Eso, no lo vas a encontrar en Google. Con el tiempo he ido identificando algunas de las actitudes que pongo en juego contra actitudes que otros aplican y he sido capaz de ir relacionando esas actitudes con los resultados obtenidos. Creo que eso es lo que te puedo aportar aquí.

Lo primero que te puedo decir es que siempre he puesto el ejemplo a la hora de actuar. No significa que yo fuera el mejor haciendo nada, pero sí que he sido el primero en llegar, el último en salir y el que nunca se muestra superado por una situación. Siempre me he preocupado de demostrar la mejor energía posible para transmitirle a mi equipo esa fuerza y con ello aumentar las probabilidades de éxito. Cuando de liderar un equipo se trata, el equipo es el espejo que reflejará la realidad de su líder. Ya habíamos hablado de esto en el post del 03/12/2015 - "El rey". Allí hablábamos de que el líder necesita creer en el proceso para poder transmitir esa convicción al resto del equipo.

También te decía que para funcionar, el líder debe entender cómo encaja el proceso que está viviendo dentro de su vida, cómo le ayuda ese proceso a alcanzar sus objetivos personales y cómo el proceso ayuda también al resto del equipo con esos objetivos personales. No olvides que trabajamos con personas. Las personas trabajamos mucho mejor, de forma mucho más eficiente y comprometida, cuando el trabajo que realizamos "tiene sentido para nosotros". Esto no necesariamente significa que lo consideremos importante en un ámbito global, pero sí es preciso que conecte con nuestros intereses en algún plano específico de nuestra vida. Y mucho ojo, ese plano no puede ser el económico. Iremos a detalle sobre esto en algún momento, pero en general, si las motivaciones son puramente económicas, llegará un punto en que el sacrificio necesario no estará a la altura de la paga y en ese mismo instante el proceso se vendrá abajo para esa persona.

Piensa por ejemplo que estás organizando nuestra ya famosa cena con tu pareja. Ya tenemos claro que es un proyecto en sí. Tienes claro que tu objetivo es conquistar a tu pareja con esta cena y por tanto cuidas cada uno de los detalles de la velada. Planificas con extrema atención todos los aspectos de la noche, desde el lugar, la hora y la forma de ir vestido, a la posibilidad de pasar por ella en coche o taxi, salir con más o menos tiempo de antelación, ... Todos los detalles son importantes para asegurarte de que todo salga perfecto y alcances tu objetivo. Es un trabajo muy completo de planificación y ejecución de un proyecto.

Sin embargo, cuando en el trabajo te piden preparar una presentación resumiendo los datos de operación del último trimestre para presentarlo en la próxima junta del board, se te hace una tarea imposible. Y en realidad no es más que resumir la información que ya tienes, pero no te aporta nada a nivel personal, te aburre y no te supone un reto en lo más mínimo. Es una carga y eso, no es interesante.

En realidad esto no es más que una muestra de lo importante que resulta el que estés en el trabajo adecuado para ti en el momento en el que vives. Si tu tarea no hace sentido para el conjunto de tu vida, no será sencillo que lo saques adelante. Si no hace click contigo, es muy improbable que seas capaz de transmitirle a tu equipo la energía necesaria para sacar adelante el trabajo con éxito.

Otra de las actitudes que creo que me ha aportado buenos dividendos es la de tratar a todo el mundo de forma justa. Y ojo, no he dicho tratar a todo el mundo bien, sino de forma justa. Con esto me refiero a que quienes han aportado esfuerzo y compromiso, han recibido de mi parte lo mismo. Sin embargo, aquellos que han demostrado desidia y desinterés, han recibido muy pocas cosas positivas de mi parte. La verdad es que no siempre las situaciones son agradables en un equipo y en ocasiones la presión hace salir la peor parte de las personas. En mi experiencia, es en estos momentos cuando más importante resulta el mantener el espíritu del equipo y eso solamente se puede lograr siendo justo.

Imagina que formas parte de un equipo en el que un par de compañeros muestran una desidia manifiesta en su comportamiento diario. Llegan tarde a las juntas, no presentan sus reportes a tiempo y siempre están buscando excusas fuera de su responsabilidad para justificar sus continuos incumplimientos. Por contra, el equipo que tú lideras y en concreto tú mismo, siempre presentan sus entregables a tiempo, con elevados niveles de satisfacción en los "clientes" que los reciben, haciendo lo necesario para llegar a cumplir los compromisos. En estas dos realidades tan opuestas, llegan como equipo a una situación en la que se presenta la oportunidad de ascender a una persona y resulta que eligen a uno de esos compañeros "desidiosos". ¿Cuál sería el mensaje? ¿Cómo te harían sentir? ¿Seguirías exigiendo a tu gente los mismos esfuerzos a partir de ese momento?

Tan importante como premiar a quienes hacen bien su trabajo, es castigar a quienes no ponen lo necesario en el juego. O incluso, en mi opinión, más importante. Tal como yo lo veo, los equipos avanzan en demasiadas ocasiones por esfuerzos más allá de lo "exigible" de cada uno de sus componentes. Aquellas personas que no aportan lo mismo que sus compañeros no solamente son, digámoslo así, menos valiosas. En mi opinión, de no ser corregidas, son negativas para el equipo. Si yo como componente de un equipo veo que otro compañero no está comprometido con el resultado y a pesar de ello goza de los mismos privilegios que yo, es muy probable que mi nivel de entusiasmo e implicación vaya en descenso. Es por ello que no solamente debemos recompensar y reconocer a quienes hacen bien su trabajo, además, como líderes es nuestra obligación señalar y corregir a quienes no están a la altura. Y ojo, no se trata de humillar a nadie en público. Pero sí debe ser notoria la diferencia de trato.

Sé que esto que digo es, al menos, polémico. Pero realmente creo que la única manera de tener equipos altamente eficientes y competitivos es ser críticos con las actitudes de cada uno de sus componentes. El ser condescendientes con actitudes que quedan por debajo de la excelencia nos empuja a la mediocridad.

Diría que la humildad es otra de estas actitudes críticas para alcanzar el éxito. Humildad en el sentido de entender que todas las opiniones y contribuciones son importantes dentro de un equipo. No siempre quien emite una opinión está en lo correcto y nunca va a ser posible dar atención y satisfacción a todas las contribuciones, pero creo que escuchar y tomar en cuenta todas las opiniones es básico para ser un buen líder. Esto nos aporta dos cosas muy importantes: compromiso y visión global.

Compromiso en el sentido de que al sentirse escuchadas, las personas crean un vínculo con el proceso, dado que de alguna manera pueden llegar a sentir que es en parte suyo. Simplemente con ser escuchadas. No estoy siquiera diciendo que deban ser incluidas sus observaciones en la decisión final. Aunque aquí viene la segunda parte.

Todos los comentarios e ideas aportan a completar una visión global de la realidad. En el sentido de que los comentarios pueden ser válidos o erróneos, pero en cualquiera de los dos casos, son útiles. O bien aportan luz a una alternativa no contemplada hasta el momento o bien ilustran un camino de acción o una situación que no queremos que se llegue a producir y por tanto está bien que la tengamos conscientemente dentro del análisis.

Para terminar, creo que el sentido común es el componente secreto que todo buen líder pone en juego. En demasiadas ocasiones, te tocará decidir en situaciones que no comprendes del todo. Tras haber acudido a tu equipo y haber considerado sus aportaciones, no has sido capaz de aclarar del todo el camino a seguir. En estos momentos, es cuando confiar en tu criterio resulta importante. Yo tengo la teoría de que el sentido común es una mezcla de experiencia, conocimiento técnico e intuición. Esa combinación de factores, todos juntos, hacen que las soluciones que parecen escondidas aparezcan de la nada. Con el tiempo, la capacidad de alcanzar esas soluciones se hace más automática y vamos aprendiendo a confiar en ese sentido común que nos va guiando en tiempos de incertidumbre.

En resumen, y sin entrar en temas de estilo, diría que el ser estar comprometido con el proceso, ser conscientes de la importancia del proyecto para cada persona, tú incluido, el tratar de forma justa a tu equipo, la humildad para ser capaz de considerar todas las ideas y el sentido común hacen al líder. A partir de ahí, los estilos que cada persona aplica son muy personales y no podría decantarme por uno u otro. Ni tampoco estabas esperando que lo hiciera, ¿cierto? Seguimos en breve.

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