Gracias Schumi
Hola! Llego tarde esta semana, pero no quise dejar de visitarl@s con esta reflexión nacida del documental de Schumacher en Netflix.
https://www.netflix.com/es/title/81399204?s=a&trkid=13747225&t=cp&vlang=es&clip=81500576
Tengo que decirles que a pesar de que Michael devolvió a Ferrari a las victorias tras muchos años de travesía por el desierto, nunca fue santo de mi devoción. Cuando llegó a la F1 estaba aún Ayrton Senna en lo más alto y con su muerte, Schumacher se quedó huérfano de competencia durante bastante tiempo. Él era, con diferencia, el mejor piloto de su generación, a pesar de lo cual en varias ocasiones realizó maniobras antideportivas que, por un lado le dieron su primer campeonato, pero que terminaron costándole, por ejemplo, el que pudo ser su primer campeonato del mundo con Ferrari y unas cuantas sanciones más a lo largo de su carrera.
Pero durante el documental hay una escena en la que creo que se refleja a la perfección lo que debe ser un líder de un equipo. Porque él era el líder de aquella Ferrari cinco veces campeona. Estaba rodeado de excelentes estrategas, ingenieros y mecánicos.Tan buenos que hoy, dos de las cabezas de aquel equipo, son el Presidente de la FIA y el Director técnico de la F1. Pero él hacía que tod@s a su alrededor recordaran el objetivo por el que trabajaban: llevar a Ferrari de nuevo al lugar que por historia les pertenece. Hablan quienes vivieron aquella época diciendo que hacía que todas las personas a su alrededor se sintieran importantes, dando exposición al trabajo de cada una de estas personas y agradeciendo su contribución al éxito que él representaba (su comunicación por radio al ganar su primer campeonato con Ferrari lo resume perfectamente). Y al mismo tiempo, con su dedicación y atención a los detalles, él era el ejemplo a seguir para el resto del equipo.
Aquí es donde creo que tenemos la enseñanza. Un equipo es la suma de sus componentes. Pero solamente si las personas que forman el equipo se sienten importantes, entonces será que el todo es más que la suma de las partes. Un equipo no se hace simplemente poniendo a las personas juntas a diciéndoles: hagámoslo! Para que un conjunto de personas se convierta en un equipo hay algunos otros detalles que cuidar.
Lo primero y más importante es recordar que el equipo está formado por personas. Y las personas somos más que miembros de un equipo. También somos miembros de una familia, somos vecin@s de una comunidad, fans de un deporte, aficionados a las artes, música y cine. Las personas somos complejas. Y cada parte de esa complejidad afecta al desempeño de nuestra tarea como miembros de un equipo. Lo primero que un líder debe reconocer si quiere tener un buen equipo es a la persona detrás del miembro de ese equipo.
No es extraño encontrarnos con personas que no están rindiendo al nivel esperado en sus tareas y tendemos a pensar que esto se debe a que no le interesan o que ya no se encuentra a gusto en el equipo. Muchas veces la respuesta para entender el problema puede estar en otro lugar, en una de esas otras áreas que afectan a la persona. No es que desde nuestra posición vayamos a poderlo resolver, pero podemos reconocerlo y esforzarnos en crear un ambiente en el que a esta persona, el hacer su trabajo, se le presente como una oportunidad para olvidar sus problemas durante un ratito. Mucho de esto tiene que ver con que esta persona se sienta valorada, sienta que su trabajo hace la diferencia dentro de conjunto. Cuando entra al espacio de trabajo (fisico o, en nuestros días, cada vez más, virtual) debe sentir que sus compañer@s y sus superiores la pueden ver, ven su trabajo y valoran lo que hace. Esto no es felicitar a tod@s a diario por lo bien que prepararon el café... En mi opinión la mejor forma de hacer que la gente se sienta valorada es comentar su trabajo, lo importante que es que los objetivos que persiguen en lo particular, sean alcanzados para que el objetivo superior sea posible. FelicitarI@s cuando realizan un excelente trabajo, reconocerl@s cuando el esfuerzo ha sido máximo (independientemente del resultado) y enseñarles, allá donde algo pudo haber sido hecho diferente.
Y para que estas acciones sean eficientes y efectivas, el equipo debe reconocer al líder. Un líder es elegido, no se impone. El equipo reconocerá como líder a aquella persona que resuena con sus valores, expectativas, necesidades... No siempre es posible "gustarle" a tod@s dentro del equipo. No todas las personas reconocemos lo mismo en otras. Muchas personas, buscando ser ese líder que el equipo necesita, se esfuerzan en encontrar aquello que hará que los demás las vean como ese ejemplo al que aspirar. En mi opinión esto es un error.
La forma de inspirar al equipo pasa, para mí, por únicamente dos pequeñas ideas: claridad y ejemplo.
De entrada, lo que el líder debe encontrar es la forma de inspirar al equipo, no de gustarles o caerles bien. No queremos ser amig@s, queremos alcanzar el objetivo. Si nos podemos llevar bien, eso es maravilloso, pero el objetivo es lo primero y, en su búsqueda, el líder puede tener que tomar decisiones difíciles. Cuando ese momento llegue, es importante haber creado ya la imagen correcta alrededor del proceso y poder transmitir, sin lugar a dudas, que la decisión tomada fue en beneficio del equipo para alcanzar el objetivo. Esto no nos asegura que tod@s vayan a estar de acuerdo con la decisión. Puede no gustarles, pero si el trabajo del líder está bien hecho, tod@s serán capaces de entender las razones que le llevaron a tomarla y seguirán su camino (estando o no deacuerdo). Si el líder no ha creado este entorno, una decisión "impopular" puede ser el principio del fin para el equipo.
La claridad de entender y saber transmitir que el equipo fue convocado para alcanzar un objetivo y que ese objetivo es lo que l@s mantiene unid@s es la base para poder crear un vínculo que realmente haga funcionar al equipo.
Lo segundo, el ejemplo, es algo básico. Nadie puede pedirle a otra persona compromiso y esfuerzo sentad@ a la orilla del mar, tomándose unos cocos locos y comiendo botanas, mientras esas personas trabajan horas interminables devanándose los sesos para encontrar las respuestas a los problemas. Si demandamos compromiso, debemos entregar compromiso. Si demandamos lealtad, eso debemos poner en la mesa también. Sin credibilidad, el líder no es líder, es simplemente el jefe.
Comentarios
Publicar un comentario