Riesgos y oportunidades
Hola, estamos de nuevo por acá. Hoy vamos a tocar un par de conceptos que suelen venir de la mano: riesgos y oportunidades. Y es que no hay oportunidad que no traiga asociada un riesgo, y viceversa, siempre un riesgo trae una oportunidad consigo. Aquí los hemos venido mencionando mucho, especialmente a la hora de planear nuestro proceso. Lo que quisiera es ir un poquito más allá, y entrar a la parte de identificación y evaluación de estos elementos dentro de nuestros procesos. El ser capaces de valorar bien riesgos y oportunidades nos aporta muchísimo valor en las decisiones que tomamos. ¿Vamos allá?
Para empezar, creo es importante tener claro lo que dijimos al principio: riesgos y oportunidades siempre vienen de la mano. Por esto, en cada caso en que estemos ante una de las dos situaciones y no seamos capaces de ver la contraparte, es interesante pararnos a pensar hasta encontrarle respuesta a esa pregunta. Durante todo nuestro proceso, desde la planeación, pasando por la ejecución y llegando al resultado, nos vamos a encontrar con esta pareja. El que seamos capaces de entender el papel de cada uno de los elementos en cada momento, marca la diferencia entre que el resultado sea el buscado o que nos quedemos por el camino.
En muchas ocasiones parecería que solamente se presenta un riesgo y no encontramos la oportunidad que viene escondida detrás. Vamos con un ejemplo para entenderlo mejor. Llevas trabajando en la misma empresa unos 15 años. Has acompañado a esta empresa en su crecimiento y has crecido con ella hasta alcanzar un puesto muy interesante, con responsabilidad, un equipo con el que te encuentras a gusto trabajando y con una buena remuneración. Una situación ideal que parece estar cercana a su fin. En los últimos meses las cosas no han ido del todo bien en la empresa y aparentemente se acerca el momento que no quisieras que llegara. Parece inevitable que la empresa tome medidas drásticas para evitar el desastre y entre esas medidas podría estar tu despido. Tras mucho tiempo de estabilidad y crecimiento, parece que estás en riesgo de perder tu trabajo. Tienes muchos compromisos que atender, una familia que mantener y hace demasiado tiempo que no te habías enfrentado a la necesidad de buscar un trabajo. ¿Qué vas a hacer? ¿Cómo vas a ser capaz de superar este momento? El riesgo es elevado y las consecuencias, graves. No aparece por ninguna parte de tu cabeza la oportunidad que esto representa. ¿Cómo puede ser esta situación una oportunidad para algo bueno?
Pues quizá en el momento en que el riesgo se presenta y se materializa en una situación tan desagradable es difícil verle la parte positiva, pero la tiene. Siempre, con un riesgo aparece una oportunidad. En este caso, pudiera ser la oportunidad para ti de emprender un negocio propio. Pudiera ser la oportunidad de actualizar tu formación para entender lo que está pasando en el mercado lejos de tu empresa. Podría ser la oportunidad de conocer nuevas formas de trabajar o de encontrar un nuevo reto que superar. La oportunidad de perseguir, tal vez, un sueño que habías olvidado que tenías porque estabas muy cómodo en tu posición anterior. Hay infinidad de oportunidades incluso en una situación tan desagradable como la anterior.
Lo importante aquí es que seas capaz de encontrar la oportunidad escondida tras el riesgo. Es la oportunidad la que hará que correr el riesgo valga la pena. Si lo piensas de esta manera, es como el análisis coste - beneficio. El coste a pagar es el riesgo, el estar expuesto. El beneficio es alcanzar un nivel mayor de bienestar, esa es la oportunidad.
Y al revés, también pasa. Toda oportunidad conlleva igualmente un riesgo. La oportunidad de tomar un nuevo trabajo, por ejemplo, conlleva el riesgo de perder lo que ya tienes en caso de no salir bien. Es importante también tener esto presente.
En definitiva, riesgo & oportunidad, siempre van juntos. Una vez que lo tenemos claro, veamos cómo lo incluimos en nuestros procesos.
En la medida en que somos capaces de detectar y evaluar correctamente los riesgos que amenazan a nuestro proceso, es como estaremos alcanzando un mayor nivel de tranquilidad a la hora de ejecutarlo. Este análisis de riesgos toca durante la etapa de planeación. Y lo hemos mencionado hasta ahora en bastantes ocasiones. Recuerda por ejemplo nuestra cena. Al organizarla tuvimos presente el riesgo de lluvia, de encontrar tráfico... se nos pasó el riesgo de salir de viaje y tuvimos que reevaluarlo en una etapa posterior. Estos son riesgos al proceso.
Al entender que todo riesgo lleva asociada una oportunidad, podemos decidir si queremos correr o no un riesgo determinado. Por ejemplo, de nuevo en nuestra cena, quizá el restaurante elegido solamente estaba disponible un miércoles, sabías que podía existir la posibilidad de que tuvieras que salir de viaje y por tanto no pudieras asistir a esa cena, pero al ser el lugar preferido de tu pareja, decidiste que la oportunidad de complacerla era merecedora de "correr ese riesgo". Salió mal la primera vez, pero a pesar de eso, el riesgo era conocido y estaba asociado a un beneficio que hizo que lo tomaras. Tal vez lo que te faltó fue valorar adecuadamente la probabilidad de que se presentara.
Si detectas un riesgo y la oportunidad que trae consigo es lo suficientemente interesante como para correrlo, lo que te toca es tomar las precauciones necesarias para minimizar la probabilidad de que se termine materializando. Cada riesgo / oportunidad es un caso de estudio a detalle. Cuando estés con tu equipo planeando tu proceso, ponles la tarea de tener los ojos y oídos abiertos para detectar cualquier situación que suponga un riesgo o una oportunidad. Tomen nota de todas estas situaciones y, una vez tengan la imagen completa del proceso, estudien a detalle cada una de esas parejas. Valoren la probabilidad de que el riesgo se presente, pongan en perspectiva la oportunidad que trae consigo, incluyan en el análisis los recursos con que cuentan para atacar la situación y, si el resultado del análisis es que vale la pena tomar el riesgo, dediquen todo su esfuerzo a entenderlo lo mejor posible y desarrollen las medidas a llevar adelante para evitar que se materialice. De esta forma, podrán atender el proceso y detectar las señales que les indiquen que el riesgo está en camino, momento en el cual pondrán en práctica las medidas de contención acordadas.
Así para cada situación. Incluyendo aquellas en las que la que prevalece la oportunidad. Igual que antes, les toca identificar el riesgo asociado, evaluar el conjunto y decidir si van a por esa oportunidad o el beneficio no es suficiente para justificar el riesgo.
Todo esto lo hemos referido al momento en el que planeamos el proceso, pero pudiera presentarse durante la ejecución. Ya planeaste perfectamente tu cena, ya estás con tu pareja en el restaurante y todo marcha estupendo. Hasta tienes los aperitivos en la mesa y han empezado a disfrutar de una fantástica botella de vino. En ese momento llega el mesero a tomar la orden para los platos fuertes y resulta que no tienen el plato favorito de tu pareja, se les acaba de terminar el robalo y no le pueden preparar el "Robalo Juan". Se presenta un riesgo importante de que la cena resulte una decepción. Toca manejar la situación. El riesgo está claro, pero ¿por dónde está escondida la oportunidad? Pues bien, siempre, sí siempre que han ido a este restaurante han ordenado lo mismo. No se han dado la oportunidad de degustar alguno de los otros platos del menú. La oportunidad es la de disfrutar un nuevo plato y que le guste. Y además, tienes tú la oportunidad de resolver una situación potencialmente desagradable y conseguir que la velada resulte incluso superior a lo esperado. Tomas la palabra y le pides al mesero que les recomiende algo del menú y que, al hacerlo, tenga en cuenta la "enorme decepción" que sienten en ese momento. El mesero lanza su propuesta. Un menú degustación de gran éxito en un concurso internacional celebrado hace apenas un mes y que están incluyendo en la oferta del restaurante a pesar de que, de momento, no lo han podido incluir en la carta aún. Le toman la palabra, se dan la oportunidad de probar ese menú y resulta todo un descubrimiento. Si el robalo no se hubiera terminado no se hubieran dado la oportunidad de probar este menú, que a partir de ese momento, es su nuevo plato favorito en el lugar.
El riesgo estaba allí, ya no había forma de mitigarlo o esquivarlo. Pero al entender que ese riesgo traía asociada su oportunidad, el reaccionar para resolverlo es mucho más sencillo. En el mismo momento en que tu atención se desvía hacia la oportunidad, estás viviendo la posibilidad de encontrar un nivel superior de satisfacción. Ya no tienes un problema, ya no estás pensando en que la velada se ha arruinado. Al contrario, estás visualizando la posibilidad de que ese nuevo plato resulte un éxito y por tanto la velada termine siendo muy superior a lo esperado.
Claro que la nueva propuesta pudiera no haber funcionado, aquí es donde entra la visión que debes aplicar para preparar una sorpresa final en ese momento. Unas flores, un postre especial, unos mariachi... cualquier sorpresa que, además de resultar el plus para la velada, pudiera resultar el salvavidas en caso de que la propuesta alternativa no consiguiera superar las expectativas.
Esto es, el riesgo ya está materializado, no lo habías visto venir. Buscas la oportunidad asociada, te concentras en esta oportunidad y vas a por ella. En el camino, preparas algunas medidas que pudieran mitigar un posible fracaso en el plan ideado para superar el riesgo que llegó de forma imprevista. De este plan ya hemos hablado. Es nuestro plan de recuperación.
Riesgos & oportunidades son la parte divertida de todo proceso. Las curvas, que en alguna ocasión mencionamos, que te dan la oportunidad de aprender y crecer durante el proceso. Proceso que, por cierto, acabamos de definir completamente hasta aquí.
Nos quedan algunas de las competencias que para ti, como líder de este proceso, pudieran resultar útiles: liderazgo, comunicación y supervisión. Hablaremos de ellas un poco, ¿te parece? Estupendo, nos leemos pronto.
Comentarios
Publicar un comentario