El equipo
¿Cómo estás? Tras unos días de reflexión acerca del camino a seguir para continuar con estas ideas, me he dado cuenta de que, antes de seguir adelante, debería aclarar algo que he dado por supuesto durante todo este tiempo. ¿Qué es un equipo?¿Cómo se crea un equipo? He sido muy pesado con esto del equipo para todo, a todas horas y sin excepciones, pero en realidad nunca lo he llegado a definir.
Pues bien, para mí un equipo es un grupo de personas con unas responsabilidades definidas, todas ellas orientadas a un objetivo común. Nada de lo anterior se da por generación espontánea, hay que trabajarlo y por tanto, creo que le podemos dedicar unas cuantas líneas a este proceso de génesis de un equipo.
Para empezar, hablamos de personas. Por tanto, resulta imprescindible prestar atención a la elección de las personas adecuadas para el camino a recorrer. Y recuerda que hablábamos de que esa decisión debe estar basada también en que la responsabilidad que le vamos a poner delante a esa persona debe ser adecuada para ella. Si estás armando tu equipo, a la hora de identificar a las personas adecuadas, debes tener presente la tarea a desarrollar y la relación que esta tarea tiene con la realidad de esa persona en ese momento en que la estás buscando. Ya lo hemos comentado, pero pudiera ser que la misma persona en diferentes momentos estuviera interesada en una tarea o, por contra, no le haga el más mínimo sentido. Si es lo primero, fantástico. Si es lo segundo, puedes optar por buscar un nexo entre la tarea a realizar y el interés de esa persona, si consideras que la participación de esa persona es importante para el resultado. Si crees que puedes encontrar alguna alternativa, con alguien a quien le haga más sentido la tarea, puedes tomar ese camino también. En cualquier caso, recuerda que no solamente es importante considerar la experiencia y cualificación de las personas, tanto o más importante, es evaluar el interés que la tarea despierta en esa persona.
Me pudieras argumentar que en un contexto en el que todos necesitamos trabajar, no es fácil identificar el interés genuino en un mar de necesidad por estar empleado. Puedes tener razón. Aquí yo te diría que si la persona está realmente interesada en llevar adelante una tarea, prácticamente cualquier pega que le pongas delante será resoluble por su parte. En este sentido, si no estás seguro de tu decisión, simplemente presenta algún problema serio que se pudiera presentar y proponle a la persona que tienes enfrente que resuelva la situación. Aquí serás capaz de "leer" sus reacciones para intentar averiguar lo que estás buscando. Y claro, siempre puedes acudir a profesionales de la selección de personal.
Recuerda que siempre insistí mucho en la necesidad de apoyarte en tu equipo. Pues bien, desde el mismo momento de la selección, estás creando esos puntos de apoyo que vas a necesitar en el futuro más o menos inmediato. Se paciente, todo el tiempo que le dediques a elegir a las personas adecuadas estará bien invertido.
Pero un equipo no es simplemente un grupo de personas. Decíamos antes que además de esto, deben tener unas responsabilidades definidas y un objetivo común. Vamos a lo segundo, el objetivo.
Durante el proceso de selección de estas personas, debes informarlas del objetivo del proceso, y por tanto del equipo, para el cual están siendo seleccionadas. El objetivo para el que vas a desarrollar a este equipo al que están siendo invitados a pertenecer. Desde ese objetivo se empieza a construir todo el proceso, incluyendo a tu equipo. Imagina que el objetivo de tu equipo es el de desarrollar nuevos procesos de gestión dentro de una organización y que el resultado esperado de ese desarrollo es el de eliminar a un 15% de los empleados actuales de la compañía. Así se medirá la eficiencia de tu equipo, por el número de puestos de trabajo que consigan liberar al eficientar o crear nuevos procesos. Pudiera ser que este objetivo no concuerde con los valores de algunas personas y por tanto, no estarían en condiciones de aportar al equipo, dado que en cualquier momento se puede producir en ellos un conflicto de intereses.
Por tanto, al igual que lo decíamos con todo el proceso, el objetivo está en el centro, como piedra angular, en la creación de tu equipo. Y derivado de ese objetivo general, cada persona irá aterrizando un objetivo personal dentro del equipo. Esto nos lleva al otro punto, el de las responsabilidades definidas.
Ya tienes a las personas adecuadas en tu equipo y ya las tienes alineadas con el objetivo general del proceso. Ahora te toca, ya junto a este grupo de personas, empezar a delimitar las responsabilidades de cada persona. Para ser capaces de sacar este último punto adelante es importante que todos los componentes de este "equipo primordial" conozcan a la perfección el objetivo del proceso. Cuando los estabas eligiendo, muy probablemente tenías en tu cabeza el esbozo de las responsabilidades de cada persona y en base a esto los fuiste seleccionando. Esto está muy bien, pero no es suficiente.
Esa era tu idea, únicamente tuya y simplemente una idea. Ahora ya no estás solo. Ahora tienes un equipo y debes convertir esa idea en una realidad. Por tanto, debes plantear con tu equipo el esquema de responsabilidades que tenías en la cabeza y a partir de ahí, empezar a ajustar aquello que, en la opinión de tu equipo, incluyéndote, resulte necesario. Empezando por las responsabilidades en sí mismas, para de esta manera identificar entre todos si es necesaria alguna persona adicional en el equipo. Tras este análisis inicial, un repaso al contenido de cada una de las áreas le dará a todos la visión de lo que realmente tienen que hacer. Este último análisis le es útil a todos los presentes. Por un lado, todo el equipo tiene una idea bastante precisa de lo que cada persona debe hacer, lo que resulta útil a la hora de evolucionar la comunicación dentro del equipo: dado que tod@s saben lo que hacen sus compañer@s, les es posible entender a quién pedir qué información y a quién entregar lo que generen. A cada uno de los responsables de área, le da una idea también bastante adecuada, de la carga de trabajo de su equipo y por tanto, de cómo armarlo.
Pues bien, una vez seleccionadas las personas adecuadas, en función del objetivo del proceso, y habiendo desarrollado las responsabilidades de tod@s en base a ese objetivo, ya tienes un equipo recién nacido. Ahora te toca cuidarlo y mimarlo a diario para que crezca hasta ser el equipo que necesitas para sacar el proceso adelante.
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