Política... o de cómo no tropezar dos veces con la misma piedra

Gente! Con mi falta total y absoluta de seriedad, no sería de extrañar que los poquitos de ustedes que habían tomado gusto a leer las barbaridades que escribo, se hayan dedicado a otros menesteres a estas alturas. Mil disculpas por mi abandono.
No les prometo nada en esta ocasión. Lo cual es la mejor vía para no faltar a las promesas. Pero sí quería transmitirles algo que me ha estado pasando en estas dos últimas semanas.
Antes de seguir, quisiera desearles a tod@s un excelente 2018. Ojalá este sea un año lleno de grandes noticias para tod@s. Para quienes están de acuerdo con mis ideas y para quienes me tienen por un loco. Para la gente que me conoce, personal o electrónicamente, y para aquella enorme inmensidad que nunca han oído ni oirán hablar de mí. Feliz inicio de un futuro mejor!
Y es que llevo un par de semanas recibiendo mensajes del universo, en forma de recordatorios de facebook, comentarios de personas, sueños... acerca de la necesidad de retomar estas reflexiones. El punto culminante lo puso facebook hoy al recordarme que hace hoy exactamente un año me propuse contribuir con mis ideas al proyecto de construir un mejor futuro para la humanidad. Algo bastante ambicioso, visto en perspectiva.
Aquello nació del dolor. De la desesperación de comprobar cómo, en el país más evolucionado del planeta (según ellos mismos) habían elegido a una persona tan sumamente decepcionante como ser humano para liderar sus vidas durante los siguientes 4 años (en el mejor de los casos...). Hoy ese dolor ha desaparecido. Ni le dejan ni sabe cómo poner en práctica las mil y una barbaridades que proclama como si al decirlas simplemente por arte de magia se fueran a convertir en realidad.
Por el camino, mi realidad diaria cambió a lo que llevaba deseando durante varios años. Y eso, no es excusa pero es realidad, me hizo reubicar mi foco, como diría Maslow, a algo más primario.
Pero aquí estoy de nuevo, iniciando un nuevo año. En 2017, aquel que yo proclamaba por estas fechas como un gran año, perdí a dos muy buenos amigos en un sismo. El 7 de septiembre de 2017 la tierra tembló con rabia en el Istmo de Tehuantepec. Se llevó por delante muchas vidas y la tranquilidad de cientos de miles de personas. Se llevó la vida de Eduardo y de Nacho. Yo estaba con ellos. Y tuve la fortuna de elegir un camino diferente. Esa elección me colocó dos minutos después junto a algunos valientes, dejándonos los dedos para sacar a los que pudimos de debajo de las piedras.
Algo que ya nunca salió de allí fue una parte de mí que me ayudaba, en momentos de necesidad, a hacerme insensible. Una parte de eso se quedó hace algunos años al lado de la cama de mi papá, cuando él murió. Lo que quedaba de esa coraza, se quedó abajo de las piedras en Juchitán. Por eso, hoy, tras un par de semanas de no entender muy bien el mensaje, estoy de nuevo aquí. Creo que de nuevo necesito hacer algo.
Mis queridos mexicanos, en apenas unos meses ustedes van a elegir presidente. La verdad es que no les envidio. La elección está complicada, pero no por eso, deberíamos dejar que la desesperación nos gane. Y aquí entra la enseñanza.
Tras una elección presidencial hay mucho más en juego de lo que aparentemente pudiéramos pensar. No se trata de decidir a quién le vamos a engordar la cartera durante los próximos años. No es simplemente saber cuál va a ser el siguiente escándalo o el siguiente bárbaro al que deberemos temer. De lo que se trata es de defender nuestras ideas sobre lo que queremos para nuestro presente y nuestro futuro. Se trata de defender nuestra tranquilidad.
La única opción incorrecta es la inacción. Dicen que Theodore Roosevelt dijo algo parecido a esto una vez:
"Lo mejor que uno puede hacer en un momento de decisión es hacer lo correcto. La segunda alternativa sería hacer lo incorrecto; y lo peor que uno podría hacer es no hacer nada."
Por esto les pido algo. Durante todos estos meses hasta la elección, infórmense. Lean. Estudien. La elección es complicada. Aparentemente, no hay a quien irle. Y lamento decirles que, como uruguayo, no pretendo, ni me dejan, votar en esta elección. Como coach, no pretendo decirles qué deben hacer. Pero como alguien que estuvo a una decisión de no estar escribiendo ahora estas líneas, les digo que es necesario tomar decisiones. Es necesario que ustedes tomen una decisión informada y meditada el día de la votación. Voten por quien ustedes decidan. Pero voten informados. No se dejen llevar por memes, ni por facebook, ni por nada ni nadie más que su propia conciencia y su información.
Yo no les puedo decir a quién votar. Ni siquiera van a leer los nombres de sus candidatos en estas líneas. No le voy a nadie. Le voy a la gente. Les voy a cada un@ de ustedes. L@s necesitamos mexican@s. Igual que cuando el 7 de septiembre se cayó Juchitán. Igual que cuando el 19 de septiembre se cayó la CDMX. L@s necesitamos hombro con hombro y puño en alto, luchando por una vida. La suya.
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