Manual para decidir
Hola gente! Cómo los está tratando el primer mes del 2018? Realmente espero y deseo que los esté tratando bien y que se estén acercando a sus sueños.
Ya estoy de regreso por aquí tras unas semanas de reflexión. En estos días he leído la petición que les hice en la entrada anterior y, tengo que reconocerles, que me puse un poco nervioso.
Les pedía que tomen una decisión en estas elecciones que se acercan. Pero no una decisión cualquiera. Les pedía, casi rogaba, que tomen una decisión informada y meditada. Una decisión con la que ustedes se encuentren en paz. Casi casi, les pedía que tomen una buena decisión. Y esto me puso nervioso.
Quién decide que una decisión es buena? En base a qué se decide eso? Cuáles son los atributos de una buena decisión? Cómo podemos distinguir una buena decisión de una mala decisión?
Son unas cuantas preguntas que necesitan una respuesta. Y muy probablemente, incluso antes de buscar todas esas respuestas, deberíamos preguntarnos por ese calificativo.
"Buena"
La vida me ha enseñado a estas alturas dos cosas que creo firmemente:
- tod@s somos capaces de identificar una buena decisión después de conocer las consecuencias que ésta provocó.
- nadie puede anticipar el futuro, por tanto, nadie puede asegurar a priori si una decisión es o no la mejor.
Dicho lo anterior, me voy a permitir reproducir la que probablemente es la única frase que comparto con Jean Marie Balestre:
"La mejor decisión, es mi decisión"
Yo creo que el secreto para tomar una buena decisión es hacerlo con la total convicción de estar tomando la mejor alternativa que el momento y la información nos permiten. La mejor decisión que puedo tomar es aquella que me deja en paz conmigo mismo. Es aquella que voy a poder revisar en el futuro sin miedo a remordimientos.
Tal vez crea que me equivoqué, probablemente debido a falta de información o como resultado de las consecuencias que aquella decisión me trajo. Pero lo que no debe pasar es que me surja la terrible duda:
"Y si hubiera hecho esto otro? Me habría ido mejor?"
Eso es síntoma de que la decisión tomada no era la que más me convencía. No digo que haya sido la correcta, pero sí digo que debe ser la que me deje totalmente tranquilo de haber hecho lo posible con las condiciones del momento.
Entonces regreso a mi punto de la semana pasada. Debo tomar una decisión informada y meditada.
Cuanta más información pueda recabar acerca de la situación sobre la que debo decidir, mejor. Toda situación tiene múltiples aristas. Muchos ángulos desde los que estudiar el camino a seguir. Cada posible alternativa de acción trae aparejadas una serie de consecuencias. Cada camino elegido, supone oportunidades perdidas, abandonadas en los caminos que no recorreremos.
Para ser capaces de tomar una "buena" decisión, debemos contar con la mayor cantidad de información posible. Buscar información variada y lo más completa posible, surgida de diferentes fuentes, con diferentes ángulos de visión y formas de pensar. Escuchaba en Netflix la entrevista que David Letterman le hace a Barack Obama. En ella el Presidente (prefiero referirme así a quien considero mucho más apto para el puesto que al actual ocupante del despacho) hace una reflexión muy interesante. Viene a decir que dado que los algoritmos de las redes sociales se basan en nuestras preferencias demostradas, las noticias y contenidos que nos ofrecen prioritariamente van reforzando nuestras posturas y opiniones, de tal forma, que terminamos por estar convencidos de que nuestra verdad es "la verdad".
No quisiera entrar en un debate acerca de la "post verdad" ni tomar el término popularizado por Mr. President "fake news", pero lo cierto es que nuestra percepción de una situación no es más que eso, nuestra percepción. En base a lo que nosotros opinamos y filtrado por nuestras ideas, percibimos nuestro entorno y nos formamos una imagen de la realidad. Si la información que recibimos del entorno llega además filtrada por algoritmos que refuerzan nuestra percepción, podemos terminar convencidos de que estamos en lo correcto. Aún cuando nuestro error sea terrible y de consecuencias potencialmente peligrosas. Dos ejemplos históricos: Adolf Hitler y Donald Trump. Ambos presidentes de sus respectivos países, elegidos libremente por sus conciudadanos. Gente que, al momento de decidir, pensaba que su decisión era la correcta.
Por todo lo anterior, lo que les pediría es que para tomar esa "buena" decisión, se informen adecuadamente. No confíen en el contenido que las redes sociales ponen a su alcance de forma automática. Indaguen. Busquen. Comparen. No les digo, como ya prometí antes, cuál es la decisión correcta. Solamente les pido que para tomar esa decisión, se den el tiempo de contrastar la información y formen su propia opinión.
Es un poco más cansado que dejarse llevar. Hace falta un poco más de trabajo que simplemente leer memes o dar "like" a las noticias de Facebook. Pero definitivamente, al buscar los diferentes ángulos de una noticia, nos daremos cuenta de que las cosas no son como son. Son como las queremos ver.
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