Calma y trabajo para superar una crisis.

El pasado fin de semana arrancó el campeonato 2021 de la F1. Este año el Checo Pérez, único piloto en activo (digo, Esteban Gutiérrez está dentro de la organización de Mercados F 1, pero como embajador de marca) en la FI representando a México, corre para Red Bull, lo cual para su carrera representa, probablemente, su mejor oportunidad hasta la fecha. Y han sido 11 años ya.

El Universal: Checo Pérez. Los halagos del director de Red Bull tras el GP de Bahrein | El Universal.

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Leyendo la noticia uno podría pensar que ganó la carrera, o que tal vez hizo podio, que es probablemente lo mínimo que se espera de un piloto de Red Bull este año. Pero no, Checo solamente llegó en 5° lugar. Aún así fue felicitado por su equipo al completo y no solamente eso, fue elegido piloto del día por los aficionados de todo el mundo. Lo cierto es que esto se debe a que tuvo un problema durante la vuelta de formación (previa a la salida) y su coche se apagó completamente, dejándolo con lo que parecía iba a yer su primer abandono en su debut con la escudería. Sin embargo consiguió reponerse, salió desde pits, adelantó a todos los coches que pudo para solamente quedarse a poco más de 6 segundos del 4° lugar. El único que no llevaba un coche de los que se suponen punteros del campeonato.

Creo que hay unas cuantas reflexiones que poder aprovechar de lo que Checo hizo este fin de semana. Vamos a por algunas.

En orden cronológico, lo primero que se encontró fue una situación adversa totalmente imprevista. Además, dado que el coche prácticamente murió, se quedó solo. Los ingenieros no le podían ayudar por radio. Así que tuvo que ingeniárselas para resolver el problema sin ayuda. Mantuvo la calma y probablemente repasó sus conocimientos de la electrónica de su recién estrenado coche (se me olvidó mencionar que acaba de llegar al equipo, por lo que todo lo que sabe de su coche lo acaba de aprender en apenas un par de meses de estudio, por si el reto era sencillo...) para poder encontrar una solución con los limitadísimos recursos con que contaba a su alcance en aquel momento. Y lo resolvió. Primero consiguió recuperar la Comunicación con su equipo y, con su ayuda, poner de nuevo en marcha el coche. Hasta aquí, calma en un momento de crisis y confianza en lo aprendido para resolver la situación. 

Ya con el coche en marcha, y una vez en la línea de pits para la salida, se enfocó en el trabajo que tenía por delante. La crisis estaba superada, pero su equipo esperaba de él un buen número de puntos. En aquel momento, estaba último y diez coches le separaban de la posición de entrada a los puntos. Para los no iniciados, la F1 es un deporte en el que participan veinte coches (diez equipos) y entre los cuales hay una diferencia de aproximadamente un segundo y medio entre el tiempo de vuelta de los mejores y el de los más lentos. Aquí el reto para Checo no era Superar a los coches de delante, sino hacerlo lo suficientemente rápido como para que los que van a un ritmo más parecido al suyo no estuvieran demasiado lejos como para alcanzarlos. Y lo consiguió. Aplicó toda su experiencia para ir superando uno a uno a sus rivales hasta ponerse a tiro de los líderes. No se distrajo pensando en la situación que acababa de superar. No permitió que sus temores a que la avería se repitiera le impidieran hacer su trabajo. En este punto, enfoque a resultados y paciencia, sabiendo que el trabajo que tenía por delante era laborioso y no era posible adelantar a todos en una única vuelta. Consistencia, para ir construyendo ese resultado final buscado a base de repetir una y otra vez los resultados de cada vuelta, hasta recuperar la distancia perdida.

Pudo Checo desfallecer ante sus problemas iniciales. Pocos le habrían reprochado bajarse del coche. En su lugar, mantuvo la calma, recordó lo aprendido y lo aplicó. Resolvió el problema y, una vez resuelto, se puso a trabajar para remediar la situación creada hasta alcanzar un excelente resultado.

Yo comparto la opinión de su jefe: excelente trabajo! Y un montón de enseñanzas útiles también!