De muros y de puentes

Hay un tema que de tanto en tanto sale de nuevo a relucir y provoca discusiones. A los arquitectos les encantaría seguramente que se pudiera hablar de ellos en unas circunstancias completamente diferentes. Los muros. Acá uno que se ha llevado muchos comentarios esta semana.

El Universal: Bajo Reserva Exprés. La 4T muda y ciega ante el muro | El Universal.
https://www.eluniversal.com.mx/nacion/bajo-reserva-expres-la-4t-muda-y-ciega-ante-el-muro

Pocos, por no decir ninguno, son los muros que puedo recordar que hayan llegado para traer buenas noticias. En este caso no es una excepción. 

Levantar muros suele ser sinónimo de aislamiento, ignorancia, negación al diálogo. No pretendo calificar este acto en particular, dado que no es mi intención crear polémica alguna con las decisiones del prócer y líder espiritual de la 4T. Más sin embargo creo que es interesante pararnos a pensar un poquito en esta acción. La de levantar un muro.

En el pasado los muros se han usado como símbolo de división. Invariablemente marcan una frontera entre unos y otros. Entre nosotros y ellos. Los de acá y los de allá. Los que pensamos así y los que no piensan como nosotros. Un muro siempre genera separación y conflicto.

Estoy seguro de que eso no es lo que la mayoría buscamos. Estoy seguro que lo que buscamos es ese lugar en el que lograr nuestros acuerdos. En el que poder construir un mundo mejor. Buscamos puentes, más que muros.

Pensemos en nuestro día a día. Todos tenemos innumerables ejemplos de situaciones en las que levantamos muros. Entramos en conflicto con nuestra familia, nuestra pareja, nuestros compañeros de trabajo... y cerramos las puertas a la conversación. Nos encerramos en nuestros argumentos y no permitimos que los argumentos de los demás nos contaminen. En definitiva, levantamos un muro. 

Los invito a pensar, a recordar y reflexionar en esas situaciones. Hagamos un ejercicio de autocrítica. Cuántas de esas ocasiones en las que levantamos nuestro muro se han resuelto de forma satisfactoria para nosotros (sea lo que sea que signifique satisfactoria)? Me atrevería a pronosticar la respuesta...

La división, el aislamiento, la negativa al diálogo, no nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos. En nuestro camino siempre encontramos quienes nos ayudan y empujan a avanzar, pero también, y sobre todo, a aquellos a quienes les molestan nuestras ideas. Es inevitable.

Pero si nos aislamos, la probabilidad de que el empuje de los que están con nosotros resulte insuficiente para alcanzar el objetivo, crece exponencialmente. No es sencillo encontrar quienes nos apoyen. Resultan cansado para todos (para ellos y para nosotros) estar siempre peleando.

El problema es que si no estamos abiertos al debate con quienes no ven las cosas de la misma forma, la oposición se va haciendo invencible. Si no explicamos nuestras razones, permitimos que los prejuicios de los demás se hagan fuertes. Damos cabida a que la oposición de nutra de aquellos que no entienden lo que hacemos tanto como de quiénes no están de acuerdo con nosotros. Damos pie a que nos censuren sin conocernos.

Yo diría que, aún corriendo el riesgo de que nos censuren y nos ataquen, siempre es mejor tender puentes que levantar muros. Yo diría que un muro, lejos de protegernos, nos impide mostrarle al mundo nuestras ideas y explicar nuestras acciones.

 

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