Si no tiene nombre, no existe
Hola! Siguiendo con mi esfuerzo por mantener la disciplina de escribir, esta semana quiero destacar un artículo de Diego Pons que me encontré en LinkedIn y me pareció de lo más interesante. Abajo la liga.
Los desafíos del divorcio entre trabajo y empleo
https://www.linkedin.com/pulse/los-desaf%C3%ADos-del-divorcio-entre-trabajo-y-empleo-diego-pons
En general el tema que toca Diego es muy interesante, reconociendo por el camino las nuevas tendencias que la pandemia ha acelerado en el mercado laboral mundial. Hace algunos meses leía algo relacionado con el menor interés que las nuevas generaciones demuestran por ingresar a las empresas tradicionales. Por el contrario, parece que estas nuevas generaciones de trabajadores valoran mucho más su tiempo y la posibilidad de gestionarlo de forma más o menos independiente, que la estabilidad que una empresa tradicional puede ofrecer.
Pero, sin desechar los otros hallazgos, me llama mucho la atención la distinción que Diego hace entre trabajo y empleo. Sin entrar al detalle, quiero tomar esto para hablar de lo importante que es ser capaces de nombrar algo como primer paso para poderlo trabajar.
En muchas ocasiones no somos conscientes de un problema simplemente porque no lo podemos aislar del conjunto. Parece que nada funciona porque no podemos identificar las partes. Por esto es importante lo que propone Diego. Más allá de los detalles, nos ofrece la posibilidad de separar el concepto del trabajo con el del empleo. Y en este proceso, nos abre muchísimas posibilidades.
Cada uno de nosotros desarrollamos unas habilidades que ponemos al servicio de una empresa. El objetivo de esa empresa marca cómo usamos las habilidades que ya poseemos, nos ayuda a perfeccionarlas y, a la vez, nos permite desarrollar algunas habilidades nuevas. Dicho esto, nada nos impide emplear esas habilidades para alcanzar otros objetivos en procesos completamente diferentes. Tal vez quienes saben de recursos humanos y gestión del talento me corregirán aquí, pero según yo, éste es el fundamento que diferencia las habilidades duras (para mí, conocimiento "técnico") de las habilidades blandas (que podríamos llamar conocimiento "humano").
Cada día es más habitual escuchar que las empresas buscan ese conocimiento que no se traduce en números. Las empresas buscan entender cómo medir esas cosas que no se representan necesariamente con cifras, pero que impactan tremendamente en los resultados. La satisfacción de los empleados, su lealtad a la compañía, marcan en mucho las opciones de esa empresa para obtener buenos resultados de manera sostenida. Para poder traer esto a los equipos, primero debemos saber que existe. Debemos ponerle nombre.
Y me pueden decir: ya tiene nombre. Se llaman hard y soft skills. Ajá! Pero es conocido en general el límite que separa estos dos conceptos? Sabemos, en general, cuánto del éxito de nuestros equipos depende de la parte soft y cuánto de la parte hard? Me atrevo a decir que no. Y además, me atrevo a afirmar que la razón de que no lo sepamos está en que no somos capaces de ponerle nombre a los factores que cambian el resultado. En general repetimos una y otra vez las fórmulas que nos han funcionado en el pasado. Contratamos a quienes han tenido éxito haciendo para otros lo que requerimos hacer nosotros. Y confiamos en que aplicarán su fórmula para repetir su éxito. Y está bien. Esa es una forma de hacerlo. Pero yo creo que hay otra.
Yo creo que podemos encontrar a esa gente que es capaz de nombrar las partes del conjunto. Creo que es posible encontrar el éxito cada vez de una forma diferente simplemente identificando los factores y acomodándolos en su lugar y tiempo adecuados. Y creo además, que al buscar el éxito de esta forma, corremos el riesgo de superar ampliamente nuestras expectativas. El resultado de una fórmula suele ser conocido. Pero armando el rompecabezas de una forma distinta, tal vez encontremos que no eran necesarios varios días para tener la imagen completa.
Como en Bohemian Rhapsody, repetir las fórmulas puede ser que nos abra las puertas del éxito, pero nos cierra las puertas de la leyenda.
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